Hace ya varios años, cuando me di cuenta que mi rol en la fotografía podría ir más allá de simple observador, tome la decisión de iniciar a estudiarla como carrera.
Lo primero que me impulsó fueron los cursos que llevé como parte de la carrera de Diseño Publicitaria en la Universidad Veritas con Giorgio Timms como profesor. Era el año de 1997 cuando hice mis primeras armas con una cámara manual, revelado y ampliación de fotografías en el cuarto oscuro.
Al empezar a estudiar la Historia de la Fotografía, lo cual a mi criterio es algo fundamental para quien deseé convertirse en fotógrafo profesional o entusiasta avanzado, me llamaron la atención por encima de otros, quienes trabajaron el tema de la ciudad, tanto de la vida en sus calles como los detalles arquitectónicos y similares.
El francés Eugène Atget fue uno de ellos. Nacido el 12 de febrero de 1857, fue conocido como «el fotógrafo de París» por la amplia documentación que llevó a cabo de distintos aspectos de esa ciudad.
El hecho de que conozcamos el trabajo de Atget, y que sea considerado uno de los maestros de la fotografía, se lo debemos agradecer a la también fotógrafa Berenice Abott, quien pudo conocerlo antes de que él muriera y así rescatar su extenso archivo para divulgarlo.
Sus primeros esfuerzos en el arte los dio en la actuación para teatro y la pintura, ramas en las cuales fracasó. A los 35 años de edad, y gracias a todos los contactos que hizo con pintores, empezó a ofrecer sus servicios de fotografía de imágenes fijas que les sirvieran para elaborar sus cuadros.
Una cámara de fuelle de 18x24cm siempre fue su favorita, y esa pasión por París lo hizo ir descubriendo nuevos temas que retratar y documentar con el paso del tiempo.
Varios pintores académicos ayudaron al inicio de su carrera ayudaron a divulgar su trabajo y conseguirle nuevos clientes, amantes como él de París.
Se dice de Atget que no consideraba su propio trabajo como arte sino como «documentos para artistas».
Entre las más de 10,000 piezas que realizó, trató temas como los oficios, el viejo París, entorno, la tipografía en las calles y comercios, interiores, paisajes y documentos, y varias célebres imágenes obtenidas en los prostíbulos de la ciudad.
Jean Leroy, biógrafo de Atget, “El día en que murió Atget, París estuvo de duelo sin saberlo”. Ese día fue el 4 de agosto de 1927 y dicen que murió de tristeza, un año antes había enviudado y los últimos retratos que le hizo Berenice Abbot (los cuales él no pudo llegar a apreciar), lo mostraban como un hombre triste y abatido.